sábado, 27 de junio de 2009

100 Kms, cigarro y carajillo...

Apenas dormí esa noche... A las 04:30 habíamos quedado Javi y yo en Abrera, para salir al encuentro del (valga la redundancia) II Encuentro del Comando. Con las ganas de emprender la aventura, la cita en Abrera fué antes de la hora prevista, para aprovechar y degustar con tranquilidad el primer par de cafés que nos ayudarían a tonificar nuestros culos durante los próximos 600 Kms.

Poca cosa en la bolsa cubre depósito: un par de gallumbos, chubasquero, un par de camisetas, un jersey (la meseta castellana depara sorpresas hasta en pleno solsticio), tabaco, y sobre todo, ganas de rodar.

Nos dirigimos por la AP7 hacia Hospitalet de L'Infant, donde nuestro buen amigo René nos esperaría a las 05:30 en el área de Servicio. Así fué, y con puntualidad Suiza, ambos ya estábamos a esa hora tomando el tercer café.



Todavía no despuntaba el amanecer, pues necesitábamos todavía de la ayuda de los faros para trazar con seguridad los 500 Kms que nos quedaban hasta Cuenca.

100 Kms, cigarrito y carajillo.. Esa era la media de nuestras etapas. No siempre lo más bonito es el destino, si no el trayecto hacia el destino. Teníamos ganas de llegar y encontrarnos con nuestros amigos, pero cada kilómetro y cigarro lo degustábamos y buscábamos cualquier atisbo de aventura para recordarlo.

Cercano a las 09:00, nos encontrábamos en Cheste con Sepu (Quique) y un amigo suyo, Ritchie. Era el primer contacto personal con el simpático y ocurrente Sepu. Desayunamos juntos en un bar de carretera, en el que no faltaron los brindis por el encuentro y por el buen rollo. Desgraciadamente él no podía continuar hacia Cuenca. Habíamos acordado que menos que estar un rato juntos y poner caras y voz a nuestros cientos de posts cruzados.

Una vez saciadas nuestras básicas voluntades (hambre y sed), el trio "Guadalajara" (ocurrencia de René) enfilamos la nacional hacia Requena, donde nos esperaba nuestra mamá forera, Ann, a la que no veíamos desde hacía un año. Un malentendido provocó que no nos encontráramos en el sitio acordado, pero al final, y aunque me pese decirlo, gracias a los móviles, todo se solucionó.

Hasta este momento, todo era calculado; las horas de encuentro, lugares... Pero el viaje pronto nos deparaba la primera sorpresa. Alex y Esteban (los dos mozos de Daimiel), no venían hasta por la tarde a Cuenca. Continuando desde Requena con Ann, René para en una rotonda. Lo primero que piensas es que tendrá ganas de fumar otro pitillo... Pero no fué eso. Alex y Esteban nos estaban esperando allí, con la Pegaso y la Aquila !!. Que gran sorpresa !! Como no, abrazos, sonrisas...

En Cuenca nos estarían esperando Martin y Mac. Sobre las 13:00 nos llama Barbatros (supuestamente desde Huelva, su residencia) para ver como nos iba, ya que él no había podido venir. En su tono se notaba una envidia sana de no poder estar ahí con nosotros, y nosotros con cierta tristeza de que así no pudiera ser.

Hacia mediodía ya entramos en Cuenca, directos al Hostal Huécar, junto al río que lleva el mismo nombre. Ya habíamos localizado un parking junto al Hostal en el que podríamos dejar nuestros duros hierros. Así que después de atar entre sí las monturas, y dirigirnos hacia una imperiosa y necesitada ducha, la segunda sorpresa del Encuentro, y para mí, el broche de oro del Encuentro. Entramos en el hall del hostal, y alguien que estaba sentado en el sofá, un tipo grande, ciertamente barbudo, se levanta y nos recibe con una sonrisa de oreja a oreja. "Coño Barba" - exclamamos casi todos al unísono -. " OSTIA PUTA " !! " JODER " !! y exclamaciones castizas similares tronaban en el hall. Nuestro amigo Barbatros, que supuestamente no venía y se encontraba en Huelva, donde reside, nos estaba esperando. Junto a él, Niki y la simpática Rocío.
No me lo podia creer, más bien pensé que sería fruto de algún espejismo o mala jugada de las horas de sol sobre el alquitrán.

Que entrañables sensaciones le entran a uno con sorpresas semejantes. Poder abrazar a personas que siempre has apreciado, que siempre te ha unido algo especial hacia ellas.

Sólo faltaban por llegar los dos amigos canarios, Martin y Mac. Al poco de hacerlo nosotros, así fué. Y como no, su sorpresa al ver al bueno de Barba también fué digna de fotografiarla y enmarcarla.

Y por fin, puede abrazar en persona al buen amigo Martin, con el que tantas y tantas conversaciones telefónicas habíamos tenido. Con él vino Mac, y aunque hasta el momento el contacto con él en el foro era escaso, demostró ser una persona a la que le coges un gran aprecio al momento y que se deja querer ya sin acabar la primera cerveza.


Son momentos y fotografías que te quedan grabados en el corazón: sensaciones y sentimientos que te hacen sentir como tu sangre hierve y fluye, abrazos y palabras sinceras. La emoción y la sinceridad fluyen en todos constantemente, creando un caldo de cultivo que proporciona una hermandad y buenas voluntades en el que mútuamente nos contagiamos todos.

Los sedientos jinetes del asfalto necesitábamos llenar nuestros vacíos estómagos, por lo que nos dirijimos hacia el centro de la ciudad para descansar y brindar en cualquier castellana posada. Encontramos una terraza que sería el centro de los ires y venires de jarras espumosas, de risas, de chistes, de anécdotas... Alex nos obsequió con unos parches personalizados conmemorativos del encuentro, que él se había currado la noche anterior. Parches artesanos, hechos a mano y que le dan un valor y recuerdo impagable.
Horas y horas hasta que anocheció, momento en el que nuestros buches, a rebosar de cerveza, necesitaban de yantares en algún egregio mesón.

Martin ya tenía ese punto controlado. En la bodega de Basilio nos estaría esperando una mesa llena de viandas castellanas y nobles caldos para acompañar entre bocado y bocado.

Como personas sencillas que somos, pues con sencillez disfrutamos y nos divertimos. Así que con nuestros ya pesados vientres, cogimos líquidos típicos de cada tierra que cada uno trajimos, y junto al rio cerca del hostal, acabamos con las botellas de Ratafía, Patxarán y Ron canario que engullíamos junto al suave discurrir del Huécar. Una frase del bueno de René, que creo que lapidaria: " si el rio llevara cerveza, me tiraba de cabeza !! ", ya lo dice todo. Momentos en que te gustaría que el mundo ahí se parase, en los que te quedarías rodeado de esas personas que te hacen sentir bien en cualquier momento, personas de buen corazón en las que puedes confiar, y con las que puedes compartir cualquier trago de lo que sea tanto en buenos como malos momentos.

A las 10:00 del domingo ya estábamos la mayoría en pie. Teníamos que partir no muy tarde de vuelta hacia nuestras ciudades, y otros 600 Kms. nos deparaban. Martin, Mac, y la familia Barbatros saldrían más tarde en tren hacía Madrid, donde los canarios cogerían un vuelo hacia las islas y Barba y su familia otro tren hacia Huelva. Alex y Esteban partirían más tarde hacia Daimiel, en sus monturas.

La añoranza ya sin haber partido, la tristeza, el sabor agri-dulce de la partida me encogía el corazón. ¿Por qué todos los dichos y refranes tienen siempre tanta razón? ¿Por qué lo bueno siempre tiene que ser breve para ser dos veces bueno? ¿No puede ser eternamente bueno, sin ser breve? Total, que después de tanta paja mental, después de abrazos de despedida y de un "espero volver a repetirlo", y con cierta negación a querer partir y que se acabara ahí, René, Javi, Ann y yo emprendemos la vuelta por donde habíamos venido.

En Requena, el mismo punto en el que habíamos hecho la ida con Ann, nos despedimos de ella. Quedamos de nuevo el "trio Guadalajara", y la misma operación de la ida, se hizo a la vuelta. 100 Kms, carajillo, cigarro... Yo no quería llegar, quería que el trayecto fuera permanente, que siempre quedasen otros 100 Kms, carajillo y cigarro... Pero no siempre todo acaba. Acaban los kms (por hoy), pero no acaba la amistad y hermandad; no acaba el saber que siempre tienes a buenos amigos con los que puedes rodar hasta las mismísimas entrañas del infierno.

LARGA VIDA AL COMANDO CUARTO DE LITRO !!!